¿QUE PUEDE PASAR? Cap.38

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imagesZNMV3QK9Si apenas son las once de la mañana… ¿Qué hace aquí? ¿Acaso tendrá pensado esperar todo el día? Porque es imposible que supiera que saldría antes… ¿Cuánto tiempo lleva aquí? Algo me ronda la mente y dispuesta a salir de dudas, voy al mostrador de recepción y hablo con María.

– Buenos días María, esta mañana cuando he llegado, sobre mi mesa había un orquídea. ¿Te das cuenta de quién la trajo?

– ¡Claro que me doy cuenta, a un tiarrón como él no se le olvida fácilmente!

– ¿Cómo era? – Sé de sobra a quien se refiere, pero de igual forma pregunto.

– ¡Uff, guapísimo! Alto, pelo negro, moreno de piel, ojos verdes… -Si, sin duda alguna es él.

– Vaya… No te has perdido detalle ¿Eh? -No puedo evitar sentir una punzada de celos, aunque ya no sea mío.

– ¡Como pa no fijarse Alex!

– ¿Dijo algo?

– No, solo preguntó donde estaba tu consulta para dejarte algo.

– ¿Y se lo dijiste?

– ¡Por supuesto!

– ¿Has dejado que un desconocido entre en mi consulta?

– ¿He hecho mal?

– ¿Tu qué crees? -Le espeto mosqueada.

Vuelvo a la seguridad de mi consulta y me siento en un sillón. ¿Qué coño hago ahora? ¿Salir por la puerta de atrás y llamar un taxi? Está claro que él lleva aquí toda la mañana, y por lo que he visto, tiene pensado quedarse lo que haga falta. ¡Me va a dar algo! Pienso, pienso y pienso, al final opto por salir por la puerta grande, no soy yo la que tiene que esconderse, además… ¿Por qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy? Cojo la orquídea del cubo de la basura, y con paso decidido vuelvo a encaminarme a la salida.

Antes de salir lo observo, parece algo nervioso. Si yo estuviera en su lugar, buscaría el rincón más apartado del planeta para esconderme… Puedo ser muy mala persona cuando me lo propongo. ¡Joder que guapo está! El corazón me va a mil por hora, al final me da un parraque fijo. Me pongo las gafas de sol, inspiro profundo varias veces y salgo a la calle. Según me voy acercando al coche, me van fallando las fuerzas y las piernas, solo espero no caerme de bruces cuando esté frente a él.

Él al verme se pone tieso, descruza los brazos, los vuelve a cruzar… Creo que está bastante nervioso. ¡Bien, eso me gusta! Se separa un poco del coche, me mira y al ver que llevo la flor en la mano, esboza una tímida sonrisa. ¡Si, si guapo, hazte ilusiones! Sin mirarle a la cara, saco las llaves del coche, ya casi estoy a su lado y las manos me sudan de los nervios. ¡Joder, está guapísimo no, lo siguiente! Trae puesta la camiseta negra y el vaquero que tanto me gustan, vestido así está de infarto. En cuanto me tiene en frente, intenta tocarme…

– ¡¡Ni se te ocurra!! -Lo fulmino con mi mirada láser, él se mete las manos en los bolsillos.

– Alejandra por favor… -su expresión cambia de repente- ¿Qué coño te ha pasado en la frente? -Mierda, acaba de fijarse en el chichón…

– Nada que te a ti te importe.

– Necesito hablar contigo…

– ¡¡Y yo necesito que me dejes en paz!! ¡¡Apártate!!

– Por favor, déjame que te explique…

– Es un poco tarde ¿No crees? ¡¡No me interesa escuchar nada de lo que tengas que decirme!! ¡¡Apártate!!

– No, no pienso moverme de aquí hasta que hablemos.

– ¡Joder Víctor! ¿No puedes entender que no quiero ni verte ni oírte? ¡Me has hecho daño joder! ¡Tu sola presencia me repugna! -Esto último le ha dolido, lo veo en el gesto de su cara-. ¡Apártate de mi coche o llamo a la policía!

– ¡Y qué vas a decirles?

– ¡¡Que me estás acosando!! ¡No paras de llamarme, ni de escribirme, vienes a mi trabajo y te cuelas en mi consulta y por si fuera poco, te quedas pegado a mi coche como si fueras una lapa!

– ¿Serías capaz de hacerlo? -Saco el móvil y lo miro desafiante.

– ¿Tu qué crees?

– ¡¡Joder Alejandra, eres… eres…!!

– ¡Ten cuidado con lo que vas a decir Víctor, no vaya a ser que luego necesites pedir perdón también por eso…

-¡¡Me exasperas!!

– ¿En serio? ¿Te exaspero? ¡¡Perdóname, pero no soy yo la que va por la vida jugando con los sentimiento de la gente!! ¡¡Apártate de una puta vez Víctor, lo nuestro se acabó!! ¡¡Desaparece de mi vida joder!! ¡¡Ojalá hubiera sido solo un puto polvo de discoteca, por lo menos tendría mis sentimientos intactos!! -Toma golpe bajo. Se hace a un lado y subo al coche, arranco y bajo la ventanilla-. Por cierto -le digo sacando la orquídea por esta-, la florecita métetela por donde te quepa. ¡¡Capullo!! -La dejo caer al suelo, él ni siquiera se molesta en cogerla.

Salgo del aparcamiento zumbando, miro por el espejo retrovisor y su desesperación es evidente. ¡Tu te lo has buscado chaval, por estar jugando a dos bandas! Me alejo y lo pierdo de vista. Llego a casa llorando a moco tendido, me tiembla todo el cuerpo. El subidón de hace un momento, está pasándome factura. No puedo quedarme en casa, no quiero pasarme el resto del día llorando y carcomiéndome por dentro.

Cuando consigo tranquilizarme un poco, me pongo la ropa de deporte para salir a correr, busco en el ipod el recopilatorio de «El Barrio» y le doy al play, luego hago unos ejercicios de calentamiento y salgo por la puerta. Los acordes de «Rencor» ( una de mis canciones favoritas de El Barrio ), me encoge el alma. Subo el volumen a tope y me lanzo a la carrera. Llego al puerto con la lengua fuera, estoy tan echa polvo, que estoy a punto de coger un taxi para volver a casa, pero no me he traído dinero, así que cuando recupero el aliento, doy la vuelta y sigo corriendo. ¡De esta reviento si o si!

A la hora de la comida llamo a Carla, y le cuento que oficialmente estoy de vacaciones. Le explico que mi jefe y yo, hemos tenido una charla, y que él muy comprensivo y dándome todo su apoyo me envió a casa, diciéndome que no quería volver a verme por allí hasta septiembre. Tengo mucha suerte de tener a Marco como jefe, es un encanto y una gran persona. Mi amiga me pregunta como estoy, como me conoce bien ni siquiera intento disimular, para que mentir, mi vida ahora mismo es una mierda y aunque intento recuperarme duele, duele mucho… También le cuento las palabritas que he tenido con Víctor, se queda alucinada al saber que él ha estado en mi consulta y más tarde esperándome en el aparcamiento junto a mi coche.

– ¿En serio le has dicho lo del polvo en la discoteca?

– Si, en serio.

– Joder, menudo golpe. Eso ha debido de dolerle.

– Esa era la intención Carla, hacerle daño, como él me lo está haciendo a mi.

– No lo se Alex…

– ¿Qué es lo que no sabes?

– Quizá deberías de hablar con él y dejar que te diera su versión. Si realmente no le importaras, no insistiría tanto en hablar contigo…

– ¿Pero que coño te pasa? ¡No quiero hablar con él! ¿Tu lo has hecho?

– Nooooo, claro que no. Es solo mi opinión, igual nos sorprendería lo que tiene que contar, no lo se… ¿Podíamos darle al menos el beneficio de la dudo no?

– ¡¡Por el amor de dios Carla, eres mi amiga!! ¿Cómo puedes decirme eso? ¿Se puede saber de que lado estás? -Estoy cabreada con ella, muy, muy cabreada.

– Estoy de tu lado Alex, lo sabes de sobra, así que relájate. Olvida lo que he dicho, está claro que tenía que haber cerrado el pico.

– ¡¡No pienso hablar con él Carla!!

– Como tu quieras, pero si luego te arrepiente, no digas que no te lo advertí…

– ¡Joder Carla, estoy flipando contigo chica! Mira, me voy a Benalmádena a casa de mis padres, paso de quedarme aquí y que él pueda aparecer en cualquier momento. El miércoles nos vemos en el aeropuerto. No se te ocurra contarle a Estela nada, quiero que se vaya tranquila ¿Vale?

– ¿Estás huyendo? -Joder, ¿Pero a esta qué le pasa? Si meto la mano a través del teléfono la estrangulo.

– No huyo Carla, me protejo. Eso es todo.

– Si tu lo dices…

– Si, lo digo yo y punto fin de la conversación. Nos vemos el miércoles. -Cuelgo el teléfono, estoy que me subo por las paredes del cabreo que tengo. ¿Pero que mosca le habrá picado a esta ahora? Al final, va resultar que la mala de la película soy yo.

Preparo una maleta pequeña con las cosas necesarias para unos pocos días y me largo a Benalmádena. Antes de llegar, paro en un supermercado a comprar cuatro cosas, no creo que las vaya a necesitar, pero por si acaso… Sigo muy enfadada con Carla por lo que me ha dicho, no la entiendo. Si está de mi parte, ¿Por qué cojones me dice esas cosas? Desde luego, no me esperaba esto de ella. ¡Como se le ocurra decirle a Víctor que esto aquí, me la cargo!

Entro encasa de mis padres, dejo la bolsa del súper en la cocina y subo a mi habitación. Lo primero que hago es abrir la ventana, y lo segundo sentarme en el alfeizar de esta y contemplar el jardín. Así paso la tarde entera, sin hacer absolutamente nada, absorta en mis pensamientos y ahogándome con mi dolor. ¡Ojalá no me hubiera enamorado de él! ¡Ojalá… ojalá… ojalá nada! Los ojalá no me llevan a ninguna parte, las cosas pasan por algún motivo, aunque en este caso no tengo ni idea de cual es.

El miércoles me despierto con esa sensación de vacío que parece no querer abandonarme nunca. Sigo sin poder dormir bien, y cuando consigo cerrar los ojos, siempre sueño con él. La mayoría de las veces son sueños bonitos, pero otras… Mejor ni recordarlos. He debido de adelgazar unos cuatro quilos, solo consigo meter en el estómago yogur, operación bikini por el módico precio de un corazón roto y unos cuantos sentimientos pisoteados… ¡Menuda mierda!

4 comentarios en “¿QUE PUEDE PASAR? Cap.38

  1. Irene

    a si es como en la vida real hay altas y bajas…. a veces juzgamos sin escuchar.. luego es tarde para volver y poner todo en su lugar… espero que Alex vuelva a disfrutar del amor de Victor y que todo quede en una mala confusion ya que las zorras como Vero les vale destruir lo que no pudieron hacer ellas.! pura envidia.!! saludos

  2. Si mi opinión cuenta yo también quiero que le conceda el beneficio de la duda a Víctor… :))
    Muy bueno, Virginia, he disfrutado mucho leyéndote!
    Un abrazote, que tengas buen finde.

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