¿QUE PUEDE PASAR? Cap.22

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Todo está en silencio, empiezo a sentir frío. Que raro… Porque el agua estaba muy caliente. Abro los ojos de golpe y desorientada. ¿Me he dormido en el baño? ¡Joder que fuerte! ¡Como para no sentir frío, el agua está helada! ¡Madre mía! Es la primera vez que me pasa tal cosa. Me apresuro a salir del baño y a envolverme en el albornoz, estoy tiritando de frío. Mientras entro en calor voy a la habitación y miro la hora. ¡La madre que me pario! ¡He dormido más de una hora! ¡increíble pero cierto!

Me pongo el pijama, me seco el pelo y con el móvil en la mano y una coronita en la otra me tiro en el sofá. Desbloqueo el teléfono y ahí están, tres llamadas perdidas de mi portento. Lo llamo.

– Hola preciosa -responde- te he estado llamando, ¿Estabas trabajando?

– Si, ya vi tus llamadas, y no, no estaba trabajando. Cuando te cuente lo que me ha pasado te vas a reír.

– Soy todo oídos, cuéntame.

– Me he dormido en el baño…

– ¿Cómo que te has dormido en el baño?

– Esta tarde cuando llegué de la oficina, me preparé un baño de esos relajantes, ya sabes… Sales, perlitas de gel… Total que me sumergí en el agua hasta el cuello y estaba tan a gusto y relajada que me quedé dormida. Me desperté cuando empecé a sentir frío.

– ¡Joder Alejandra, pues no le veo la gracia! -Espeta molesto- Podría haberte pasado algo…

– Víctor, no me ha pasado nada así que relájate ¿Vale? Solo quédate con lo gracioso del asunto, me dormí en el baño… Nunca me había pasado algo así.

– Sigo sin verle la gracia, tienes que ser más cuidadosa -me reprende.

– Bueno, tú tienes la culpa de que me durmiera. -Digo a la defensiva.

– ¿Yo?

– Si, me mantuvo despierta toda la noche señor Rivera… -Le digo con picardía, a ver si consigo relajarlo un poco.

– Pues tienes razón, -sonríe más calmado- la culpa es toda mía, aunque no vi que usted pusiera ninguna objeción señorita Machado… -Su voz ronca produce un cosquilleo en mi piel.

– A mi edad, una no puede objetar nada a noches como la de ayer, son tan escasas… -Suspiro fingiendo pesar.

– ¿Sabe señorita Machado? Usted puede tener noches como la de ayer siempre que quiera, estoy a su disposición. Además, su edad me encanta.

– ¡Fanfarrón! -Ambos nos echamos a reír.

– ¿Paso a buscarte y damos una vuelta?

– ¡Uf Víctor, no me apetece nada! Tengo una idea mejor… ¿Por qué no vienes a casa y nos tomamos una cerveza tranquilamente?

– ¡Hecho! -cuelga y me quedo mirando la pantalla sonriendo, que manía tiene de cortar la conversación sin siquiera despedirse.

Entro en mi cuarto y me quito el pijama, me pongo unas mallas y una camiseta holgada. Estoy recogiéndome el pelo cuando suena el telefonillo. Abro sin preguntar, sé de sobra quien es. Lo espero con la puerta abierta. Mi portento sale del ascensor con una bolsa de un restaurante tailandés en la mano y una botella de vino en la otra. Mientras se acerca a mi, sonríe de esa manera suya que hace que todo interior se agite.

– Hola preciosa. -Me besa.

– ¡Hola guapo! -Llevo mis brazos a su cuello y acorto la distancia pegándome a él.

Después de un beso de película, de esos que te erizan el pelo y hace que tu piel se caliente, me hago a un lado para dejarle pasar.

– Bienvenido a mi humilde morada señor Rivera.

– Gracias… Espero que te guste la comida tailandesa, -dice mostrándome la bolsa.

– Solo la he probado una vez y no me disgustó. Trae. -Le quito la bolsa de la mano y la pongo encima de la encimera de mármol negro en la cocina, me da la botella de vino y la meto a enfriar en la nevera. Aprovecho para sacar una cerveza y pasársela a mi portento – ¿Vamos al salón?

– No, ahora voy a abrazar y besar a mi chica como se merece, antes con las manos ocupadas no pude hacerlo como Dios manda…

Me acaricia los brazos y sube sus manos lentamente hasta enmarcar mi cara con ellas, me tiene hipnotizada. Cuando me mira de esa forma me pierdo por completo. Posa sus labios sobre los míos, acariciándolos con ternura. Entreabro mi boca dejándole libre la entrada a su lengua. El beso se vuelve caliente, excitante… A este paso, ni comida tailandesa ni leches.

– Víctor… -Jadeo.

Se separa unos centímetros de mi y me mira, su mirada está cargada de deseo, igual que la mía. Me enciende solo con esa mirada. Pego su cuerpo a la pared y empiezo a quitarle la camiseta, la paso por encima de su cabeza y la dejo caer. Poso mis labios en su torso desnudo y le beso. Él está quieto, sin apartar sus ojos de los míos. Rozo sus pezones con la punta de la lengua y gime, lo tengo a mi merced. Me siento poderosa sabiendo que causo ese efecto en él. Voy trazando círculos con mi lengua sobre su piel hasta llegar a su ombligo…

– ¡Alex… Me estás matando!

Acaricia mi cabeza mientras desabrocho sus pantalones, me pongo de rodillas y rozo su duro pene por encima del bóxer de Calvin Klein. Muy lentamente también me deshago de esa prenda que me impide manosearle a mis anchas. Subo y bajo mi mano por su miembro varias veces. Mi portento tiene los ojos cerrados y los dientes apretados, ese gesto me indica que está conteniéndose, en cuanto nota mi lengua lamiéndole tira de mi…

– ¡Joder Alex…!

Le miro con picardía y mi boca se apodera de su pene. Chupo degustando su sabor, disfrutando de su dureza en mi boca. Disfruto oyéndolo gemir, disfruto viéndolo agarrarse con fuerza al respaldo de la silla que tiene a su lado… Chupo una y otra vez, a veces solo rozándole con la punta de la lengua. Víctor se estremece, noto que está a punto de correrse. Entonces me para…

– No quiero correrme en tu boca Alejandra. Ven aquí…

Tira de mi con fuerza, obligándome a ponerme en pie. Me quita la ropa con urgencia, me encaramo a su cuerpo y con mis piernas rodeo su cintura. Nuestras bocas se funden en un beso húmedo. Conmigo en brazos y sin dejar de besarnos llegamos al salón, nos dejamos caer en el sofá y sin perder ni un segundo más, Víctor entra en mi poseyendo mi cuerpo, mi mente y mi alma como solo él sabe hacerlo, dejándome saciada y temblorosa entre sus brazos. Permanecemos enroscados el uno en el otro durante un rato, solo se oyen nuestras respiraciones, sobran las palabras…

No tengo ni idea de cuanto tiempo llevamos así, solo sé que estoy la mar de a gusto y que no quiero separarme de él. Estoy empezando a quedarme dormida cuando mi portento habla…

– Alejandra… No te duermas.

– No estoy dormida, -susurro- solo estoy mirándome por dentro. -Sonríe.

– ¿Mirándote por dentro?

– Si, -abro los ojos y le miro- mi abuelo siempre decía eso cuando le preguntábamos si dormía. -Vuelvo a cerrar los ojos.

– Venga nena, abre los ojos…

– No quiero, estoy muy a gusto…

– Pues entonces me voy.

– Como quieras, yo ya tengo lo que quería así que… -Bromeo.

– ¡No puedo creer lo que acabas de decir! ¿Sólo me quieres por el sexo?

– ¡Aja! -Contesto.

– ¡Estas hiriendo mis sentimientos! -Lleva una mano a su corazón como si estuviera dolido. Se sienta sobre mi- ¿No vas a abrir los ojos? -Niego con la cabeza- Está bien, tu lo has querido. -Sujeta mis manos por encima de mi cabeza y con la otra empieza a hacerme cosquillas.

Riéndome a carcajadas como una niña pequeña, forcejeo con él para quitármelo de encima, pero es imposible. Al final me rindo.

– ¡Tú ganas, ya tengo los ojos abiertos! ¿Y ahora qué?

– Ahora vamos a cenar porque estoy muerto de hambre.

Se levanta y va a la cocina, cuando vuelve solo va vestido con el vaquero, trae mi camiseta y mis braguitas.

– ¿Y la mallas?

– Nada de mallas, solo la camiseta. -Me guiña un ojo.

– ¡Pervertido!

– ¡Mira quien va a hablar…! -Se da media vuelta y regresa a la cocina.

Me pongo la camiseta y las bragas y voy detrás de él. Está sacando la comida de la bolsa y poniéndola sobre la mesa. Me mira…

– ¡Estás jodidamente sexy con esa camiseta! -Camina hacia mi.

– ¡No! -lo freno- Sabes que si me tocas adiós a la cena, así que señor Rivera, mantenga sus manos quietas.

– Tienes razón, cada vez que te toco la liamos, pero es que cuando te tengo cerca, no puedo mantenerme alejado de ti, eres una adicción Alejandra. Soy adicto a tu cuerpo, soy adicto a tus besos, soy adicto a ti…

– A mi me pasa lo mismo, has llegado a mi vida y la has puesto patas arriba, has cambiado hasta mi forma de pensar, de sentir. A veces me asusta no tener todo bajo control.

– No se puede tener todo bajo control, es mejor dejar que cada día nos sorprenda. ¿No crees?

– Ahora lo veo así, pero antes de ti, yo era diferente. Llevaba mi vida muy organizada, demasiado diría yo, mis amigas pueden corroborártelo. Gracias a ti soy diferente, he descubierto que dentro de mi había una Alejandra esperando que la descubrieran y la dejaran libre, y eso estoy haciendo. Liberarla.

– Sinceramente, no creo que sea gracias a mi, tarde o temprano esa Alejandra que dices saldría a la superficie…

– No Víctor, créeme cuando te digo que es gracias a ti, estoy totalmente segura de ello…

– En ese caso, me alegro de que sea yo y no otro quien te haga ver la vida de otra manera… ¿Ahora me dejas que te de un besito? -Asiento.

Nos acercamos y me da un beso tierno, dulce, que provoca en mi un sentimiento maravilloso que nunca había experimentado con nadie. Ese sentimiento me abruma. Se me llenan los ojos de lágrimas, suspirando me separo de él y con el pretexto de asearme salgo de la cocina. Él se queda allí con las manos apoyadas en su cadera, mirándome con preocupación…

5 comentarios en “¿QUE PUEDE PASAR? Cap.22

  1. cuchufleta

    Me encanta , me puede, cada dia engancha mas…..no es solo literatura erotica es mucho mas. Chica no se pork n cambias el mandil y las botas por esto se te da estupendamente. ……. No veo la hora de poder leerlo todo dl tiron……. Sigue asi y ya veras lo.lehos k esto puede llegar. Un besazo

  2. Un nuevo fragmento lleno de emociones y pasión. Me encanta tu relato porque es «fresco», está muy bien escrito y me resulta muuuuy ameno! Gracias por compartirlo con nosotros 🙂

    Un abrazo y feliz lunes, Virginia.

  3. carlos miguel vargas caeda .

    Un lio dificil de desatar,como cuando se junta el fuego y el viento ,como cuando el joven se enamora de la mestra de musica ,todo es melodia, madurez, amor del bueno ,no se si sera eterno , pero si que sera inlvidable , mientrsdure gocenlo .a plenitud , amor con locura , como no habra otro igual , alli su virtud y tragedia ,. impredecible .

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